Marcelino Pan y Vino

Marcelino Pan y Vino.

José María Sánchez-Silva y García-Morales
(11/noviembre/1911-Madrid-13/enero/2002)


   Semanas atrás junto a unos amigos vimos la película "Padre Pío" (una miniserie, de dos capítulos del año 2000, su director: Carlo Carlei) Cuando Pío de Pietrelcina es niño se encuentra con un fraile capuchino y Pío le cuenta que suele ver y dialogar con María y el niño Jesús. Pensé en ese momento "parecido a lo de Marcelino Pan y Vino".

   Lo pensé y lo mencioné en voz alta, la dueña de casa tomó nota mental de mis palabras. En mi próxima visita puso en mis manos el libro que ahora comento; sonriendo me dijo "Por si quieres leerlo de nuevo". Yo estaba intrigado, el libro estaba forrado con un papel muy bonito y multicolor... "¿Que libro es este que quiero leer de nuevo?" pregunté.

   Fue una sorpresa, conocía la película de 1954, pero desconocía el libro. Ha sido grato leerlo 
    La historia es sencilla. Un recién nacido es abandonado, no es posible encontrar a su familia. Su hogar será un convento de frailes franciscanos y ellos serán su familia. El niño crece, juega y aprende muchas cosas. Tiene un amigo imaginario y es a la vez amigo de los monjes, disfruta de una vida serena en contacto con la naturaleza.


   Sabía la vida y costumbre de todos los animales del campo, y no digamos las de los frailes, con cada uno de los cuales tenía un trato especial y a veces les daba también nombres diferentes. Así, «el Padre» a secas, era para él el padre Superior; el anciano enfermo era «fray Malo», y el nuevo portero era «fray Puerta», y fray Bernardo, aquel que propusiera al padre bautizar al niño, fue desde que Marcelino lo supo «fray Bautizo». Incluso el hermano cocinero fue llamado «fray Papilla», en recuerdo de las primeras sopas que el niñito recibiera. Los frailes no podían enfadarse con Marcelino porque no sólo le querían, como ya hemos dicho, sino que recibían gran contento de las ocurrencias del chico, que celebraban a veces con buenas risotadas. Especialmente el padre enfermo gustaba de oírse llamar «fray Malo»

   La versión cinematográfica más famosa es la primera que se hizo en España en 1954. Hubo otras adaptaciones en cine y Tv. 


 —Yo le encuentro más bueno y menos travieso —dijo fray Puerta.
—Yo le encuentro más devoto —dijo fray Talán. El último habló el padre Superior.
—Nuestro Marcelino ya no es como era —dijo.

   Mientras deseaba conocer el año del film me sorprendio leer en wikipedia lo siguiente: La figura del Cristo... es una escultura del escultor Antonio Simont y en la actualidad se encuentra en el altar de la Capilla de Santa Teresa del Convento de las Carmelitas de Don Benito (Badajoz). Allí acabó por deseo de uno de los ingenieros de sonido de la película, Miguel López Cabrera, cuya hermana era monja en dicho convento. 

Parco

Parco

Autor: Jordi Sierra i Fabra (Barcelona 26/julio/1947)
Editorial: Anaya Madrid 2013




   El protagonista es un tío calladito y está en la cárcel de menores. Se trata de Parco; no es el caso de esos que se apellidan Calvo o Delgado (a veces sin hacer honor a su apellido; sobre todo los segundos) en este caso es un apodo.


Murmura algo.
¿qué has dicho?
Con esa actitud aquí no irás a ninguna parte.
No pienso ir a ninguna parte.

   ¿Me conoces? ¡No me conoces! Hay un relator, pero también por momentos el protagonista habla en primera persona. Uniendo lo que nos dicen el relator y el protagonista vamos conformando al personaje, que resulta transparente a su pesar para más de uno allí dentro: Porque estás lleno de falso odio, de cinismo sobrepuesto como una costra, de ironía barata, de resentimiento fácil y pose dura y típica de tu edad.

   Veis a una persona y ya creéis saberlo todo sobre ella. Os montáis la película. Esto, y aquello, y lo otro. Todos sois psicólogos. Oh, sí.

   Emplean palabras muy sufridas: paranoia, esquizofrenia, manía, bipolaridad, negativo, delirio, disociación, síndrome, desorden, y las mezclan adecuadamente... Al infeliz de Psicosis lo habrían catalogado de simple perturbado.

   No deja de lado el tema del miedo y cómo lidiar con él. Sin miedo eres neutro, no hay espejos en los que reflejarse. Sin miedo eres invisible. Con miedo se acabó todo. Recuerdo leer el libro de un delincuente que temaba y temaba con lo mismo; esto de la perdida de la libertad parece quedar en segundo plano frente a la necesidad de llegar con vida al día de la liberación. Ya que como dice Don Jordi "Nadie entiende la muerte cuando llega."

   Una novela breve que se anima a otro lenguaje y sortea el desafío con éxito.
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