El doctor nativo
Archibald Joseph Cronin
(19 de julio de 1896 UK- 6 de enero de 1981 Suiza)
Editorial Juventud 1980
The Native Doctor, 1959
Un millonario se somete a una operación y debe regresar a su isla. Es un veterano pero se comporta como un chiquillo así que su doctor le permite recuperarse en su Isla del Caribe pero, acompañado de un doctor y una enfermera del hospital. El doctor nativo de Cronin es una historia romántica de misterio donde una enfermera y un doctor cuidan que nadie perjudique a su paciente.
Cronin escribe novelas donde los buenos son buenos, hay unos tipos insolentes... pero buenos y unos malos que son malos. Y donde el chico y la chica que inicialmente se trataban fríamente luego pasan al "querida" y "amor mío" como quien bosteza y parapadea.
A la mitad y aunque esta vez hay algun misterio, ya se adivina el final. El misterio es que al millonario juegan a asesinarlo una y otra vez, mientras que el juega a no morirse. A diferencia de "Velando en la noche" aquí hay personajes secundarios que juegan un papel crucial y justiciero. Esto de ser justiciero es un poco raro en una novela de Cronin ya que es alguien bueno que hace cosas malas o alguien que pretende justificar medios criminales para fines deseables.
Si, Cronin es un poco predecible y sus novelas son testigos de otra época, otros modales; pero se deja leer y entretiene. Tengo pendiente leer La Ciudadela y aun no he podido ver la peli de "Las llaves del Reino".
Yo concibo como toques de humor esas comparaciones inverosímiles, así puedo reírme a carcajadas leyendo hasta estas novelas de costumbres. ¿A ver si puedes leer sin reírte? El mismo Da Souza abrió la puerta e hizo entrar a Robert. Le estrechó la mano con extraordinaria fuerza, y Robert pensó que aquellos dedos eran capaces de doblar una barra de hierro. Gimme a Break!
Yo concibo como toques de humor esas comparaciones inverosímiles, así puedo reírme a carcajadas leyendo hasta estas novelas de costumbres. ¿A ver si puedes leer sin reírte? El mismo Da Souza abrió la puerta e hizo entrar a Robert. Le estrechó la mano con extraordinaria fuerza, y Robert pensó que aquellos dedos eran capaces de doblar una barra de hierro. Gimme a Break!